El bouldering está ganando popularidad a pasos agigantados. Por todas partes surgen nuevos gimnasios para practicar boulder, y estos lugares están llenos de escaladores apasionados de todas las edades.
¿Te preguntas por qué? Una gran razón de su creciente popularidad es, sin duda, lo fácil que es empezar. A diferencia de la escalada tradicional, los principiantes no necesitan un montón de conocimientos especializados sobre técnicas de seguridad ni equipo sofisticado para probar el bouldering. En cambio, se trata de una forma de escalada a la altura de una caída, donde los escaladores pueden demostrar su fuerza, técnica y coordinación sin cuerdas ni arneses.
En el fondo, se trata de resolver problemas complicados y superar los límites de lo posible. Honestamente, el bouldering se siente casi como un juego: avanzas de un desafío al siguiente. Y sí, probablemente también tiene un componente un poco adictivo.
El nombre “bouldering” proviene del término en inglés “boulder”. De ahí también viene este deporte: originalmente, el bouldering era una actividad al aire libre practicada sobre grandes formaciones rocosas al aire libre. Con el auge de los gimnasios de escalada indoor en los años 90, el bouldering también se trasladó al interior, convirtiéndose en un deporte accesible, variado y social para cualquiera que ame el movimiento y los desafíos.